ADOPTAR UN ANIMAL NO CAMBIA EL MUNDO, PERO CAMBIA EL MUNDO DE ESE ANIMAL

viernes, 1 de junio de 2074

¡BIENVENIDOS!

Qué mejor manera de estrenar nuestro blog que con mi cumpleaños. Bueno, el mío y el de mi hermana perruna Luka. Cumplimos 8 y 7 añitos. Mi humana, con cara de no hacerle mucha gracia, dice que ya son unos cuantos. . . Sí,  es cierto que no tengo la misma energía que antes y que  mi pelaje, que era negro como el tizón, se va aclarando . . . pero ella dice que sigo teniendo esa mirada llena de vida y las mismas ganas de disfrutar de cada momento como si fuera el último, lo que siempre le ha sorprendido y le ha arrancado más de una sonrisa.
Voy a contaros cómo es el mundo a través de mis ojos. 
A todos los que nos estáis leyendo, ¡BIENVENIDOS!.



viernes, 12 de enero de 2018

LO MÁS LEJOS, A TU LADO

Hola a todos. Sé que hace tiempo que dejé de contar mis historias y es que, desde el 2014, nuestra vida ha sido muy ajetreada, a la vez que bonita.

Mi humana estuvo un año muy atareada preparando su boda con mucha ilusión, por supuesto Luka y yo no pudimos faltar a la sesión de fotos con los novios. Un poco más tarde llegó Eva, una mini humana muy llorona, pero que a mi hermana perruna y a mí nos robó el corazón.
Yo, que me iba haciendo mayor y mi enfermedad me iba pasando factura, comencé a vivir mis aventuras de otra manera, a otra velocidad ,  podría decirse.

Sé que mi humana le tiene mucho cariño a este blog que inauguramos hace ya unos años, así que me gustaría seguir plasmando aquí los recuerdos que aún me quedan por contar. Sobre todo lo quiero hacer por ella, porque desde hace unos días lo está pasando un poquito mal. . .

Y es que, el domingo pasado, me tocó decirle adiós. Después de un último mes con bastantes achaques, mi cuerpo estaba agotado y ya no aguantó más. Ella siempre creyó que, al ser tan fuerte, aún me quedaban unos cuantos años más a su lado, y le está costando entender que ya me tocaba descansar.
Como se dice en el mundo de los perros, he cruzado el arcoiris.

No quiero que esté triste, ni ella ni el resto de nuestra familia. Sé que me quieren mucho, y que pronto, cuando estén preparados, otro peludo que lo necesite ocupará mi lugar.
y ya he visto que mi hermana perruna Luka, tan pendiente de mí siempre, está recibiendo estos días unos cariñicos extras para que no note tanto mi ausencia.

Casi doce años junto a mi humana, que se dice pronto, sobre todo para mi, que, desde los cuatro, estoy enferma. Fue entonces cuando me diagnosticaron epilepsia y tuvimos que adaptarnos a una vida diferente de la que habíamos llevado hasta entonces. Muchos cambios de medicación, muchas noches en vela. . . Puede que en otra casa hubieran optado por el camino fácil, porque a veces sé que era una carga, pero siempre he sido una más de la familia, en lo bueno y en lo malo, como los matrimonios bien avenidos . . . jeje.

Estos días le oigo decir que me echa demasiado de menos, que a pesar de las frecuentes visitas al veterinario por las cosas varias que me daba por comer, a pesar del pis que no podía controlar cuando la enfermedad me provocaba ataques contínuos, a pesar de equivocarme de humano cuando nos cruzábamos con alguien por la calle, porque ya no veía ni oía bien, a pesar de haber perdido mi sentido de la orientación y meterme en casa del vecino cuando volvíamos del paseo, a pesar de esos días en que mis patas no me acompañaban y las pasábamos canutas para salir a hacer mis necesidades fuera, a pesar de ser una abuelilla, como cariñosamente me decían, a pesar de todo eso, ella preferiría seguir teniéndome a su lado.
Yo lo que quiero es que me recuerde como lo que fui, una perrita vivaz, alegre, que me comía la vida a bocados, y no sólo literalmente. . . jeje, y que, como todo el mundo que me conoció en mis tiempos mozos solía decir, sólo me faltaba hablar.

Hoy no voy a terminar con ninguna foto mía, como otras veces, lo que quiero es compartir, con todos los que estáis ahí detrás, unas palabras que una persona muy especial para mí ha querido dedicarme. Sabréis que los de mi especie, elegimos a una o a dos personas de aquellas con las que convivimos y creamos un vínculo especial. Ese segundo humano con el que he mantenido ese lazo de unión hasta el final ha sido el padre de mi humana. Aún sin compartir techo, la conexión que teníamos era grande, y así se puede apreciar en las próximas líneas.
Y, como no podía ser de otra manera, fueron ellos dos quienes estuvieron a mi lado en mi último aliento.
Sólo decirles, GRACIAS.

viernes, 1 de agosto de 2014

DESCUBRIENDO LA TERCERA DIMENSIÓN

Qué suerte encontrarme durante el paseo con un buen palo. Ni yo misma sé cómo puede hacerme pasar tan buen rato un simple trozo de madera. Correr a por él cuando me lo lanzan, seguir su rastro hasta encontrarlo cuando me lo esconden, roerlo o incluso, para ser sincera, comérmelo. 
Cuando le echo el ojo a mi objetivo mi humana enseguida se da cuenta de lo que ocurre porque, con la cabeza bien erguida, espero que entre al juego y participe conmigo de ese descubrimiento. Entonces, si está de buenas, porque esa es otra, que parece ser que hay días que los palos estropean los dientes y otros que no. . . qué raros estos humanos. . .,  un sólo gesto que me haga y ahí que me lanzo.

Sin embargo, tengo que confesar que de lo mejor que me puede pasar durante el paseo es encontrar una piña. Para mí es como encontrar un tesoro, aunque deben estar muy solicitadas porque, según por donde vamos, no me cruzo con ninguna. 
Pero un día mi humana hizo que cambiara mi perspectiva, que una nueva dimensión se abriera ante mis ojos, y es que me enseñó que sí que están ahí, sólo que no en el suelo, que era donde hasta entonces yo las buscaba, sino colgadas en las ramas de los árboles. Era como un sueño hecho realidad, cientos de ellas, divisando desde lo alto a los peludos que pasamos por debajo ignorando tal grandeza. Me pregunto si con los que me cruzo cada día son conscientes de esta maravilla. Yo, por si acaso, me lo guardo para mí, no se corra demasiado la voz y me quede sin existencias.
Ahora, cuando me encuentro uno de estos árboles tan particulares, que ya he aprendido a reconocer, me planto debajo y mirando a mi humana espero, mientras se me hace la boca agua, que no estén muy a desmano para que, con su nada llamativa altura, alcance alguna y pueda hacer mis delicicas durante los dos minutos que tardo en desintegrarla. A veces, a la pobre le cuesta más conseguirme una que lo que yo tardo en destrozarla, pero tampoco se lo pasa mal probando las diferentes estrategias que se le van ocurriendo para que yo no me quede con las ganas.



domingo, 20 de julio de 2014

EL MOLINO DE BRETÚN


¡Cómo disfruté la semana pasada!.
Ya tocaba una escapadica de las buenas. Estuvimos en el Molino de Bretún, una casita aislada por la provincia de Soria. Tan escondida estaba que hasta nos dijeron que por las noches los ciervos se acercaban a beber al río, que teníamos a tres metros de la puerta. Pero estaba claro que estando nosotras rondando por ahí no se iban a dejar ver. Unos diitas de relax, largas caminatas, bañitos en frías aguas rodeados de preciosos paisajes y muuuucha comidita rica.
Además, mi humana decía que el clima de allí me sentaba muy bien, que hacía tiempo que no me veía tan activa, como antes de ponerme enferma, y es verdad, hasta Luka se sorprendía de verme ir la primera en todas las excursiones; ella, que es la que normalmente me tiene que ir esperando siempre y me suele echar la bronca cuando me quedo muy atrás.


Aprovechando los pocos rayos de sol que tuvimos nos fuimos a ver la Laguna Negra, una preciosa laguna de origen glacial situada en uno de los parajes más bellos de Soria.














Y sin mucha aprobación, porque el agua estaba más que fría, no pudimos evitar refrescarnos un poquito. Lo que ya no nos dejaron es ir a comprobar si, como cuenta la leyenda, esta laguna no tiene fondo. 




Después emprendimos la subida al Pico de Urbión, obligatorio fue una parada para contemplar las bonitas vistas.

Y, subiendo, subiendo, encontramos un poquito de nieve. ¡Madre mía, Luka se volvió loca!, parecía que era la primera vez que la veía, e igual era así, no lo sabemos.. Empezó a comérsela, a revolcarse, a hacer agujeros. . .  estaba feliz, y mi humana con ella, vaya pareja. . .


Las verdes praderas también nos gustan mucho, y, cuanto más altas estén las hierbas, mejor nos lo pasamos. No podéis vernos en acción, pero no dejamos de correr y saltar, parecíamos cabras en vez de perros. 



Y yo estaba tan agustico que, aunque todos me estaban esperando para seguir, yo no me quería ir. Pero no podía esconderme, no paso muy desapercibida, ¿verdad?.

Unos inquilinos de la casa de al lado se acercaron a visitarnos. En concreto este pequeñajo no se despegaba de mí, sólo quería jugar sin parar y yo, que ya no estoy para esos trotes, aguantando sus travesuras sin rechistar. Mi humana se sorprendía de mi paciencia infinita. Y os puedo asegurar que, si no es porque aquí estamos los dos mirando a cámara, al enano, al ser oscurico como yo, no se le distinguía nada. Luego dicen que los perros y gatos negros no suelen gustar, y que en las perreras lo tienen más complicado que los de otro color, menos mal que mi humana no pensaba eso cuando me adoptó. No me digáis que no somos guapos!!

cinco días de desconexión, cargando pilas antes de volver a la ciudad, bueno, más bien mis humanos, que nuestra vida no tiene tanto estrés como las suyas, que salvar vidas me da a mí que cansa un poquico más que dormir durante horas con el solecico y la brisica dándote en la cara, mientras esperamos que regresen a casa.









domingo, 6 de julio de 2014

LUKA

Hoy quiero presentaros a mi otra compañera de aventuras, Luka.
Mi humana decidió adoptarla hace poco más de un año.
Con seis añitos a sus espaldas y preñada fue abandonada por su dueño en la perrera de Navarra. Y aunque las "Txicas de Etxauri" hacen lo que pueden para que pueda llevarse mejor el vivir encerrado en una jaula, las horas allí pasan despacio, los días se hacen eternos, lo único que puedes hacer es esperar a tener la suerte de que alguien te de la oportunidad de volver a vivir.
Luka la tuvo, la asociación "Mascotas y Tú" la sacó de allí, y en una guardería pasó un añito hasta que mi humana se cruzó en su camino.
No tenía pensado aumentar la familia. Siempre le oía decir que, por mi enfermedad, yo le ocupaba todo su tiempo libre, y la verdad es que yo, que hasta entonces había sido la reina de la casa, tampoco me veía compartiendo todo lo mío con otro peludo.
Pero Ella dice que fue amor a primera vista. Le llamó la atención el que fuera la única que, aún deseando ser la elegida para salir a pasear, esperara sentada en la puerta de su chenil tranquila, sin ladrar, sólo observándote y pidiendo en silencio un ratito de libertad.
Y aunque veo a mi humana pasando el aspirador más que antes, poniendo más lavadoras, recogiendo a todas horas nuestros juguetes y con ojos hasta en la nuca cuando salimos a pasear, también la veo más feliz, porque gracias a Luka ha aprendido a disfrutar otra vez de mí.
Y qué puedo decir yo de ella. . .ya le dejé claro que yo no juego con otros perros y, aún así, está siempre pendiente de mí, esperándome en los paseos los días que estoy más torpe y, como hermana pequeña que es, imitando todo lo que hago. La verdad es que nos compaginamos a la perfección.
Mi humana sólo tiene elogios para ella, dice que es obediente, lista y buena. Le parece increíble que los pequeños traumas con los llegó se hayan desvanecido y el equilibrio esté tan presente en ella.




Esa mirada pedía que la llevaras contigo. Mi humana no pudo resistirse. . . 




El calor de un hogar y sentirte como uno más de la familia hace magia. La felicidad en ella puede palparse.



Pronto aprendió a relajarse. A una buena vida se acostumbra uno enseguida.


Verla saborear cada momento no tiene precio.



  PARA MI HUMANA NOSOTRAS NO SOMOS TODA SU VIDA, PERO HACEMOS SU VIDA COMPLETA.



domingo, 22 de junio de 2014

AIA


Creo que no hace falta decir que a mi humana, lo de escaparse a algún rinconcito perdido siempre que puede le encanta y, por supuesto, son contadas las pocas veces que no la acompaño.
Nos encanta disfrutar de la naturaleza, cuanto más lejos estemos del ruido de la ciudad y más escondida esté la casa donde nos alojemos mucho mejor. 
Pero claro, el encontrarnos con variados bichitos no muy agradables a la vista por esos lugares también va en el paquete.
A mi humano adoptivo le hace mucha gracia ver cómo mi humana, una gran defensora de los animales, enamorada del campo y muy poco urbanita, entra en estado de locura absoluto al cruzarse con una cucaracha, abejorro, saltamontes o similar, mientras Luka y yo la miramos sin dar crédito.
Pero yo tampoco voy a hablar muy alto porque, aunque por mi lado pueda pasar el insecto más grande conocido sin inmutarme, una simple bolsa vacía deslizándose por la calle sin rumbo definido puede ponerme los pelos de punta. 

Hoy quería contaros la semanita que pasamos en Aia hace ya muchos años y es que,
el norte, es de los destinos preferidos por mis humanos, guardando, con especial cariño, los recuerdos que tienen de este viaje.
Estuvimos instalados en una casa rural en este pueblito que se alza sobre la costa central guipuzcoana, entre las poblaciones costeras de Orio y Zarautz, que también me llevaron a visitar.



Nos despertábamos con el solecico entrando por las ventanas y nos esperaba este paisaje  todas las mañanas nada más abrir la puera. Así es normal que no apetezca volver a la rutina.



Pasear por esas praderas a primera hora de la mañana era increíble, pero me parece que mis humanos hubieran preferido unas horitas más de sueño, menos mal que mis tácticas para levantarlos siempre funcionan.

No quería ni imaginarme la factura del agua para poder regar un parque tan grande. . .  porque. . . ¡mira que lo tenían verde!
Pero pronto descubrí el secreto, y es que  la  lluvia nos quiso acompañar también durante muchos momentos, aunque no fue impedimento para poder presumir de haberme dado un bañito en aguas del Cantábrico.
Me llevaron a ver este restaurante, pero sólo por fuera claro, porque los peludos no podemos entrar en estos sitios, así que una foto bien acompañados y a casica a hacernos una buena comida que nada tuvo que envidiar a la que ofrecían aquí.
Tomé buena nota de todas las indicaciones que me fueron dando, eso sí, como premio por prestar tanta atención, me gané unas buenas carreras por la arena y algún que otro chapuzón.

Embobados por las vistas y encantados, volvimos a casa. 
Con ganas, siempre, de repetir.


domingo, 15 de junio de 2014

CONTANDO PRIMAVERAS

Oigo que dicen de mí que soy "un perro de casa". Nada de dormir a la intemperie ni de ir por la calle sin supervisión, los mejores cuidados, alguna cosica rica para acompañar al pienso, con derecho a un trocito del sofá y pegadica a mi humana todas las horas posibles.

Todos los perros que me rodean tienen esa suerte, pero no todos pueden presumir de poder compartir con su humano tantas y diferentes experiencias como yo.

Muchas primaveras, veranos, otoños e inviernos llevo ya junto a ella, pasando momentos duros, pero también otros increíbles. Aquí os dejo una muestra. Diferentes años. . . pero misma esencia.



Primavera entre flores, ¡menos mal que no somos alérgicas al polen!.


El verano con agüita pasa mejor



El otoño, perfecto para escaparnos a cualquier lugar


Y si en invierno encontramos nieve, ¡no se puede pedir más!

domingo, 8 de junio de 2014

CADA PASEO UNA AVENTURA

¡¡HORA DEL PASEO. . . SIIII!!. Son los mejores momentos del día. Y si mi humana no trabaja y tenemos tiempo para una larga salida. . . . eso no tiene precio.

Todo el mundo sabe que los de mi especie percibimos enseguida cuándo se acerca ese momento. Es cierto que la mayoría de las veces es porque se suelen dar a la misma hora, y tenemos un reloj interno increíble. En mi caso, ayuda mucho el que mi humana se empiece a vestir con lo que ella llama "ropa de perro" y empieza a preparar cosas como si nos fuéramos a mudar: correa, pelota, chuches, bolsas, botellines de agua. . . 

Aunque me encanta salir, lo de andar por andar sin más no va conmigo. A mi me gusta que cada paseo se convierta en una aventura. Y en eso mi humana y yo somos expertas.
Como nos gusta ir por sitios poco transitados, nos metemos campo a través, por donde es más complicado y casi siempre está más embarrado. A mi me encanta porque todo se vuelve más interesante, aunque si nos acompaña mi humano adoptivo nos limitamos a dar paseítos como el resto de los mortales, porque dice que esos son caminos de cabras y que tenemos que ir por donde van las personas civilizadas. 

Pero cuando mi humana, mi hermana perruna Luka y yo nos vamos por el monte, me lo paso pipa olfateando los rastros de los conejos y persiguiendo a los que corren a toda prisa hacia los cados. Tengo que reconocer que yo no tengo la vitalidad de antes, pero Luka sí, cómo disfruta. . . y mi humana nos deja porque nunca alcanzamos ninguno.

Hemos vuelto a casa con más de un arañazo por las zarzas, rasponazos al resbalar por las grandes pendientes o de barro hasta las orejas, con más de un gorrión caído del nido o contando que hemos salvado algún erizo de morir atropellado, y aunque a mi humano adoptivo no le gusta mucho nuestra pasión por lo desconocido, él siempre está ahí, cuando volvemos como si de la guerra se tratase, con algún animalillo transquilado o con muchas ganas de contar alguna anécdota que nos ha ocurrido.

La verdad es que disfrutamos mucho las dos, bueno, las tres, desde que hace ya un tiempo comparto aventuras con Luka, pero esa historia la dejamos para otro día.


Mis visitas. . . gracias

Tradúceme