ADOPTAR UN ANIMAL NO CAMBIA EL MUNDO, PERO CAMBIA EL MUNDO DE ESE ANIMAL

domingo, 20 de julio de 2014

EL MOLINO DE BRETÚN


¡Cómo disfruté la semana pasada!.
Ya tocaba una escapadica de las buenas. Estuvimos en el Molino de Bretún, una casita aislada por la provincia de Soria. Tan escondida estaba que hasta nos dijeron que por las noches los ciervos se acercaban a beber al río, que teníamos a tres metros de la puerta. Pero estaba claro que estando nosotras rondando por ahí no se iban a dejar ver. Unos diitas de relax, largas caminatas, bañitos en frías aguas rodeados de preciosos paisajes y muuuucha comidita rica.
Además, mi humana decía que el clima de allí me sentaba muy bien, que hacía tiempo que no me veía tan activa, como antes de ponerme enferma, y es verdad, hasta Luka se sorprendía de verme ir la primera en todas las excursiones; ella, que es la que normalmente me tiene que ir esperando siempre y me suele echar la bronca cuando me quedo muy atrás.


Aprovechando los pocos rayos de sol que tuvimos nos fuimos a ver la Laguna Negra, una preciosa laguna de origen glacial situada en uno de los parajes más bellos de Soria.














Y sin mucha aprobación, porque el agua estaba más que fría, no pudimos evitar refrescarnos un poquito. Lo que ya no nos dejaron es ir a comprobar si, como cuenta la leyenda, esta laguna no tiene fondo. 




Después emprendimos la subida al Pico de Urbión, obligatorio fue una parada para contemplar las bonitas vistas.

Y, subiendo, subiendo, encontramos un poquito de nieve. ¡Madre mía, Luka se volvió loca!, parecía que era la primera vez que la veía, e igual era así, no lo sabemos.. Empezó a comérsela, a revolcarse, a hacer agujeros. . .  estaba feliz, y mi humana con ella, vaya pareja. . .


Las verdes praderas también nos gustan mucho, y, cuanto más altas estén las hierbas, mejor nos lo pasamos. No podéis vernos en acción, pero no dejamos de correr y saltar, parecíamos cabras en vez de perros. 



Y yo estaba tan agustico que, aunque todos me estaban esperando para seguir, yo no me quería ir. Pero no podía esconderme, no paso muy desapercibida, ¿verdad?.

Unos inquilinos de la casa de al lado se acercaron a visitarnos. En concreto este pequeñajo no se despegaba de mí, sólo quería jugar sin parar y yo, que ya no estoy para esos trotes, aguantando sus travesuras sin rechistar. Mi humana se sorprendía de mi paciencia infinita. Y os puedo asegurar que, si no es porque aquí estamos los dos mirando a cámara, al enano, al ser oscurico como yo, no se le distinguía nada. Luego dicen que los perros y gatos negros no suelen gustar, y que en las perreras lo tienen más complicado que los de otro color, menos mal que mi humana no pensaba eso cuando me adoptó. No me digáis que no somos guapos!!

cinco días de desconexión, cargando pilas antes de volver a la ciudad, bueno, más bien mis humanos, que nuestra vida no tiene tanto estrés como las suyas, que salvar vidas me da a mí que cansa un poquico más que dormir durante horas con el solecico y la brisica dándote en la cara, mientras esperamos que regresen a casa.









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