ADOPTAR UN ANIMAL NO CAMBIA EL MUNDO, PERO CAMBIA EL MUNDO DE ESE ANIMAL

viernes, 12 de enero de 2018

LO MÁS LEJOS, A TU LADO

Hola a todos. Sé que hace tiempo que dejé de contar mis historias y es que, desde el 2014, nuestra vida ha sido muy ajetreada, a la vez que bonita.

Mi humana estuvo un año muy atareada preparando su boda con mucha ilusión, por supuesto Luka y yo no pudimos faltar a la sesión de fotos con los novios. Un poco más tarde llegó Eva, una mini humana muy llorona, pero que a mi hermana perruna y a mí nos robó el corazón.
Yo, que me iba haciendo mayor y mi enfermedad me iba pasando factura, comencé a vivir mis aventuras de otra manera, a otra velocidad ,  podría decirse.

Sé que mi humana le tiene mucho cariño a este blog que inauguramos hace ya unos años, así que me gustaría seguir plasmando aquí los recuerdos que aún me quedan por contar. Sobre todo lo quiero hacer por ella, porque desde hace unos días lo está pasando un poquito mal. . .

Y es que, el domingo pasado, me tocó decirle adiós. Después de un último mes con bastantes achaques, mi cuerpo estaba agotado y ya no aguantó más. Ella siempre creyó que, al ser tan fuerte, aún me quedaban unos cuantos años más a su lado, y le está costando entender que ya me tocaba descansar.
Como se dice en el mundo de los perros, he cruzado el arcoiris.

No quiero que esté triste, ni ella ni el resto de nuestra familia. Sé que me quieren mucho, y que pronto, cuando estén preparados, otro peludo que lo necesite ocupará mi lugar.
y ya he visto que mi hermana perruna Luka, tan pendiente de mí siempre, está recibiendo estos días unos cariñicos extras para que no note tanto mi ausencia.

Casi doce años junto a mi humana, que se dice pronto, sobre todo para mi, que, desde los cuatro, estoy enferma. Fue entonces cuando me diagnosticaron epilepsia y tuvimos que adaptarnos a una vida diferente de la que habíamos llevado hasta entonces. Muchos cambios de medicación, muchas noches en vela. . . Puede que en otra casa hubieran optado por el camino fácil, porque a veces sé que era una carga, pero siempre he sido una más de la familia, en lo bueno y en lo malo, como los matrimonios bien avenidos . . . jeje.

Estos días le oigo decir que me echa demasiado de menos, que a pesar de las frecuentes visitas al veterinario por las cosas varias que me daba por comer, a pesar del pis que no podía controlar cuando la enfermedad me provocaba ataques contínuos, a pesar de equivocarme de humano cuando nos cruzábamos con alguien por la calle, porque ya no veía ni oía bien, a pesar de haber perdido mi sentido de la orientación y meterme en casa del vecino cuando volvíamos del paseo, a pesar de esos días en que mis patas no me acompañaban y las pasábamos canutas para salir a hacer mis necesidades fuera, a pesar de ser una abuelilla, como cariñosamente me decían, a pesar de todo eso, ella preferiría seguir teniéndome a su lado.
Yo lo que quiero es que me recuerde como lo que fui, una perrita vivaz, alegre, que me comía la vida a bocados, y no sólo literalmente. . . jeje, y que, como todo el mundo que me conoció en mis tiempos mozos solía decir, sólo me faltaba hablar.

Hoy no voy a terminar con ninguna foto mía, como otras veces, lo que quiero es compartir, con todos los que estáis ahí detrás, unas palabras que una persona muy especial para mí ha querido dedicarme. Sabréis que los de mi especie, elegimos a una o a dos personas de aquellas con las que convivimos y creamos un vínculo especial. Ese segundo humano con el que he mantenido ese lazo de unión hasta el final ha sido el padre de mi humana. Aún sin compartir techo, la conexión que teníamos era grande, y así se puede apreciar en las próximas líneas.
Y, como no podía ser de otra manera, fueron ellos dos quienes estuvieron a mi lado en mi último aliento.
Sólo decirles, GRACIAS.

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Mis visitas. . . gracias

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